colección dibujos para volar la hija de la bailarina rusa contacto una madre baila. una abuela teje
aletas para volar. una hija sueña.
así empieza esta historia, la de

con aletas para soñar

A partir de las acuarelas originales de Vova Pezlotroska, La hija de de la bailarina rusa busca reflejar la delicadeza y sencillez de las pequeñas cosas a través de objetos de papelería y librería, complementos y productos textiles. Detrás de cada dibujo se esconde un universo repleto de los recuerdos más mágicos de la infancia, de un pasado lleno de ingenuidad y dulzura. A través de sus acuarelas, La hija de la bailarina rusa, nos traslada a un lugar en el que los sueños y la imaginación se convierten en las señas de identidad, tanto para niños como para adultos.

vova y sus historias de pezlotroska

Vova Pezlotroska es la hija de una bailarina rusa que se pasa media vida viajando, de gira en gira y de teatro en teatro, bailando en una prestigiosa compañía de ballet por las principales ciudades del mundo. Mientras, Vova y sus dos hermanas, Klava y Allochka, quedan al cuidado de una abuela soñadora, excéntrica y maravillosa, en una granja destartalada a las afueras de San Petersburgo. Ella es quien les enseña a creer en el poder de la imaginación para alejarse de miedos, penas y tristezas. Para ello les teje unas aletas que, lejos de nadar, son para volar alto, muy alto, en el infinito mundo de los sueños… así empieza esta historia.

las pinzas verdes

A la abuela Nicolashcka le encantaba ponerse pinzas verdes en el pelo. Y a mi me gustaba robárselas. Era como un juego. Cuando no las encontraba sabía que yo era la única causa de su desaparición. -Vova, has visto mis pinzas verdes? -No babushka! Seguro......

lágrimas del mar negro

En casa de la abuela nicolashka las lágrimas estaban prohibidas hasta que llegaba el verano y nos trasladábamos a la casa del mar negro. allí era cuando la abuela nos permitía llorar todas las penas acumuladas durante los meses anteriores. según la abuela las lágrimas......

volar sin aletas

aunque vivíamos a muchos kilómetros de san petersburgo y sólo había visitado una vez esa ciudad, no había ni un solo día en que no pensase en ella. cuando tenía siete años, la abuela decidió que ya era hora de que mis hermanas y yo......

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